Poesía escogida de Czeslaw Milosz
A
través de la poeta Gloria Mendoza Borda, hace ya un buen tiempo, accedí a este
libro del poeta, novelista, traductor y ensayista polaco Czeslaw Milosz (Szetejnie,Lituania, 1911-Cracovia, Polonia, 2004), a la
vez, Premio Nobel de Literatura de 1980. Lo recibí gratamente, ya que me lo
enviaba la misma editora Isabel Sabogal Dunin-Borkowski, traductora, novelista
y poetisa bilingüe, criada entre Perú y Polonia, como reza su bio en la solapa
del libro. Poesía escogida de Czeslaw
Milosz, es una edición bilingüe (polaco y castellano) que contiene una
selección de poemas, con nota introductoria sobre el autor y el libro de Isabel Sabogal; y, auspiciada por la Embajada de la República de
Polonia y el ICPNA. Aquí dos poemas extraídos del libro.
La virgen de la salvación
Los lobos corrían en la oscuridad de las calles.
Había
noches en las que inútilmente
Las
mujeres se adornaban con los trajes más hermosos
Y
se juntaban en la roca, conjurando a los pájaros.
El
pájaro ve a lo bajo del mar oscuro, oscuro.
Una
vela roja arrastrada por el surco de la ola
Le
semeja ser un alga, el rostro de los náufragos
No
es para él el rostro de maridos ni amantes.
Pero
siglo tras siglo iba abriendo las manos
En
la capilla de granito de la Virgen de la Salvación.
De
verdad, el océano nos transforma en lo que realmente somos:
Niños
que fingen por un instante la sabiduría de los capitanes
Y
la humanidad es entonces una familia amorosa
Y
un milenio cuenta como un solo día.
Madre,
sálvame, fue pecaminosa mi vida,
Regrésame
a la tierra hermosa, dame tiempo aún.
Madre,
no lo merezco, pero comenzaré de nuevo,
Tú
no vivías muy lejos, pues estás junto a mí.
Y
con las capuchas chorreando agua, descalzos, gacha la cabeza,
Pensando:
por qué es que me salvó a mí,
Iban
a colocar el cirio prometido en su altar.
Luego
bebían, gritaban, las mujeres concebían.
Su
sonrisa indicaba, que lo hacían según su voluntad.
Del poemario El rey
Popiel y otros poemas (1962)
Del ciclo de poemas Crónicas
de la ciudad de Pornic
Estudio de la soledad
¿El
guarda de los conductos que atraviesan el desierto?
¿La
guarnición unipersonal de una fortaleza de arena?
Quienquiera
que fuese. Veía al amanecer los cerros ondulados
De
color ceniza, sobre la noche que se va derritiendo,
Impregnándose
de violeta, captando el fluir de la rosa,
Hasta
que se erguían, inmensos en la luz naranja.
Un
día tras otro. Un año tras otro, sin siquiera percatarse.
¿Para
quién, pensaba, ese esplendor? ¿Únicamente para mí?
Y
sin embargo perdurará, cuando yo ya no esté.
¿Y
qué es eso en el ojo de la lagartija? ¿Qué es lo que ve el pájaro en vuelo?
Si
yo soy la humanidad, ¿seguirá ella sin mí?
Y
sabía que llamar era en vano, pues ninguno de ellos lo redimiría.
1975
Del poemario Himno
sobre la Perla (1962)
Del ciclo de poemas II.
La montaña mágica
Hola Luis. En la nota dice que Isabel Sabogal escribió la nota introductoria sobr el autor y el libro, pero no queda claro si también es la traductora de los poemas.
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